Dichosa tú, María, “estrella de la Esperanza”

Al P. Dominico Joseph Eyquem, fundador de nuestros Equipos del Rosario, le gustaba decir:
“Hay almas que tienen el sentido del lugar que ocupa María en la historia de la Salvación, y también en la vida de las almas”.

En María podemos descifrar lo que Dios dice a todos.

El mes de Mayo se le ha consagrado tradicionalmente. Con Ella vamos a rezar el rosario por la paz en el mundo y meditar la Visitación de María a Isabel el 31 de Mayo.

Contemplemos en María el recorrido de su vida, tejido de alegrías y entremezclado con dolores. Su fe con su SI total nos da testimonio “de un camino de esperanza más allá de toda esperanza”. (Rm. 4, 18). Pues nada es imposible para Dios en nuestras vidas ni en la suya.

¿Sabremos ser promesa de felicidad para los demás encarnando por la entrega de nuestra vida el programa propuesto por Jesús? Las Bienaventuranzas… pues ellas construyen el Reino de Dios en esta tierra y en la eternidad…

Si, humanicemos nuestro mundo alejando la violencia con nuestra dulzura, acogiendo con amor al pobre, al deprimido, al humillado.
Sembremos la Paz y la Misericordia despojándonos de juicios sobre el prójimo.

Invitémosles a vivir las Bienaventuranzas y a acercarnos a la alegría de Dios, nuestro Creador y Salvador.

“Nadie os arrebatará vuestra alegría” (Jn. 16, 22)
No dudo que esta frase os llegará a lo más profundo del corazón, evocando la exhortación apostólica del papa Francisco “La alegría del Evangelio” para una iglesia abierta al mundo de hoy.

Felices fiestas de la Ascensión y Pentecostés.